Soy diferente. Me gusta ser diferente, quiero ser
diferente, verme diferente, sentirme diferente. No quiero que me pongan un
número, ni que me den órdenes. No quiero que me anulen ni formar parte de la
masa. Quiero ser yo porque soy todo lo que tengo. Mis manos, mi corazón, mis
sentimientos, mi cabeza, es todo lo que me acompañara hasta el final. No quiero
llegar a mayor y preguntarme que he hecho, o peor aún, que no he hecho y por
qué. Quiero morir saciada. Quiero saber que he existido.
No sé por qué soy así, ni me importa. No sé de donde
me vienen esas ansiedades, ni por qué me hierve la sangre, ni por qué deseo ser
algo que nadie en mi familia lo ha sido, ni por qué amo tanto la música. No sé
nada, ni me importa. Me da igual comprender. Quiero ser. Sé que la compresión
llegará más tarde, y si no lo hace… ¿qué más da?
El otro día leí una frase preciosa que me emocionó, y
que define la manera en que yo entiendo todo esto, la vida, el mundo. Decía: <<Hay alguien, en alguna parte, qué
está haciendo algo, no se sabe muy bien qué>>. Es pura filosofía. Es
la mejor definición de muchas cosas que jamás he oído.
Pero ser diferente cuesta un precio. La incomprensión
en mi propia casa, las burlas de los demás, la soledad. Sobre todo la soledad.
Sientes un vacío muy grande al ser tan distinto al resto.
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