viernes, 31 de mayo de 2013

SOY YO MISMA, SOY FELIZ


¿Os habéis preguntado alguna vez cuando los demás os dicen que les gusta como sois a que se refieren? Pensadlo, somos muchas personas a la vez y no siempre coinciden. Lo que los demás creen que somos, lo que los demás quieren que seamos, lo que nosotros queremos ser, lo que creemos que somos y lo que somos realmente. Somos todo eso.

Hay gente que por caer bien se deja llevar por los demás, eso es algo que en la mayoría de los casos no es bueno. Acabamos convirtiéndonos en algo que no somos, absorbemos totalmente nuestra personalidad para ser alguien distinto. Yo he sacado varias reflexiones de este tipo de actitudes, pero me quedo con esta en especial:
Prefiero sufrir por mis errores que por los de los demás. Prefiero ser antisocial antes que fingir que me cae bien todo el mundo. Si te caigo mal ya llegará alguien que me acepte como soy. Quiero que mis fallos sean únicamente míos, acepto consejos pero soy yo quien decide.

Con el tiempo me he dado cuenta de que los demás te pueden enseñar mucho pero hasta que no sientes en tu propia piel lo que te cuentan no puedes opinar. Yo misma de pequeña había escuchado, visto y vivido muchas cosas en tercera persona, pero cuando me toco vivirlo a mí sufrir y ver las injusticias con mis propios ojos algo cambió. Pase de ser esa niña obediente y agradable que solo se preocupaba en no decepcionar a su madre a una persona independiente e idealista que solo se preocupa en quererse un poquito más a sí misma cada día.

Hay muchísimos casos así, el paso para madurar es ver el mundo con tus propios ojos y no con los de los demás. Aunque os puedo asegurar que no te vas a despertar un día y vas a decir: he cambiado. Madurar es un proceso muy largo, puede llevar años e incluso toda una vida, pero merece la pena porque el premio es una felicidad única y real. Os pueden llegar a tomar por locos, pero que más da. Los locos son felices y yo quiero serlo. Hay una frase que me encanta para cada vez que me dicen que estoy loca: Los escritores crean castillos en el aire; los locos los habitan y los psiquiatras cobran el alquiler. ¿Quiénes no son los realmente felices de los tres?

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